
Libertad Bajo Palabra
Corte Confundida
Por Enrique Rodríguez Martínez
La naturaleza de un tribunal es impartir justicia, dirigir sus esfuerzos a brindar a los ciudadanos imparcialidad, profesionalismo, seriedad y eficacia en sus resoluciones, que deberán darse de forma expedita.
Para justificar la reforma nos dijeron que era indispensable sacudir la estructura para acabar con la corrupción y dar mejores resultados a los justiciables. Sin embargo, nunca aterrizaron los cómos, ni durante el proceso de aprobación ante el legislativo, tampoco en campaña, ni ahora que ya ostentan el timón de las decisiones. En el arranque de esta etapa predomina la desorganización, improvisación y la demagogia.
El balance de la primera semana es preocupante por el colapso en la estructura de impartición de justicia a nivel nacional, basta con revisar las comunicaciones oficiales que expresan una agenda de pánico a través de la urgente medida para mandar a los funcionarios electos a cursos armados al vapor. La razón es que cientos de ellos no tienen la más remota idea sobre la naturaleza de su responsabilidad y carecen de la capacidad profesional para asimilarla.
Más que Corte, parece que se le arrebata la agenda al Instituto Nacional de Pueblos Indígenas (INPI) incluso, ya se ha trasladado el dibujo del bastón de mando al logotipo oficial del tribunal más importante del país, se le pusieron floridos bordados a la toga de Hugo Aguilar Ortiz, se hicieron ceremonias en Cuicuilco con inciensos, se “purificó” a la Corte en donde se colocaron arcos florales, muchas fotos con mujeres vestidas con atuendos tradicionales que se nos dice, ahora tendrán posiciones de mando dentro del tribunal.
Ceremonia en el zócalo con la participación de conductores en el canal judicial que hablaron en lenguas originarias, pero con pobres capacidades narrativas para intentar describir un auditorio a modo montado para el folclor. El ministro habla de “un paso enorme” para llevar el trabajo que le corresponde por el camino del bien. Florido, festivo y representativo de los pueblos indígenas, pero absolutamente irrelevante para la agenda pendiente que arrastra un rezago de medio millón de asuntos en los 936 órganos jurisdiccionales del país.
Queremos saber sobre los retos serios, el plan que tuvieron tiempo de armar para enfrentar el colapso en Juzgados de Distrito y Tribunales Colegiados de Circuito, así como los enormes pendientes en la Corte que sin salas cargará la agenda al pleno que sesionará hasta el 11 de septiembre con asuntos de poca monta de las ponencias de Yasmín Esquivel y Loretta Ortiz. Es claro que la curva de aprendizaje será dolorosa y prolongada en detrimento de lo que importa que es resolver la agenda jurisdiccional como lo ofrecieron.
El incienso se disuelve con rapidez en el aire espeso que se respira en las ponencias desmanteladas y parchadas que buscan refuerzos con guayabera y vestidos regionales, descuidando el profesionalismo que exige la seriedad.
La Corte vive en confusión y ve desfigurada su esencia para atender los litigios pendientes. El bastón de mando y la decoración floral no alcanzan para convencer sobre la supuesta transformación que raya en lo ridículo.
Vamos a los hechos y a la durísima realidad. El Órgano de Administración Judicial asumió sus funciones para advertir tácitamente enormes focos rojos entre quienes fueron electos juzgadores federales en junio y ya se encuentran en funciones. Se les ha convocado con urgencia a partir de este lunes 8 de septiembre a un curso de especialización que es obligatorio para los titulares de juzgados y tribunales. La necesidad es apremiante para darles un propedéutico básico porque ignoran la dinámica de su trabajo en las oficinas que ya colapsan.
Cientos de jueces y magistrados experimentan la incertidumbre de no saber dónde van a parar. Es evidente el desorden en la Secretaría Ejecutiva de Adscripción en donde ni siquiera tienen los expedientes completos de los recién llegados impartidores de justicia, algo que parece elemental y a estas alturas no ha sido resuelto. Tribunales incompletos y juzgados sin juez son el panorama que predomina a una semana del arranque de lo que llaman “la nueva época”.
Es evidente que la reforma que vendieron no hizo las previsiones responsables para asumir la estructura del Poder Judicial de la Federación.
Don Hugo Aguilar: Las flores, sombreros, guayaberas, fotos, bastones, consagraciones y comunicados de agenda indigenista no le alcanzan para que la Corte atienda su verdadera naturaleza con eficacia. Los justiciables de carne y hueso esperan un trabajo profesional para resolver sus asuntos, ya basta de teatro ceremonial y discursos plagados de lugares comunes que repiten generalidades huecas ante la crisis en juzgados y tribunales.
Hay van algunos datos duros que no nos dicen en sus floridos pronunciamientos: 850 jueces y magistrados no han sido adscritos. El Órgano de Administración desconoce datos generales de las personas electas y por lo tanto no tiene idea de sus perfiles para analizar su adscripción, imaginen que el 15 de septiembre muchos de ellos darán el verdadero grito cuando les comuniquen que tendrán que irse a Culiacán, Reynosa, Tijuana o Chilpancingo. La premisa es la improvisación, el signo es la irresponsabilidad.
La Corte y los 32 circuitos judiciales no son el INPI, se trata de una institución mucho más trascendente y demandante. Estoy seguro que comienzan a darse cuenta.
EDICTOS
¡Qué tal el reclamo de Loretta Ortiz respecto a su salario recortado! No se completó una semana del arranque de la actual integración del pleno y la señora ya externa su enfado por la disparidad de las remuneraciones, producto de su insultante populismo que ahora les estalla en la cara. Se queja amargamente de haber sufrido una rebaja “muy fuerte” en su salario, y como ejemplo desafortunado la ministra Ortiz dice que su secretaria particular gana 110 mil pesos y ella 137 mil mensuales con los ajustes del obradorato que aceptó la voluntad de Dios en los bueyes de su compadre. Ahora tira espuma por la boca para decir que no hay una coherente relación entre el ingreso y el grado de responsabilidad que tienen. Disfrute su demagogia Loretta, la mediocridad de sus expresiones es directamente proporcional a su cinismo y la falta de respeto a la investidura que ostenta.
Como remate dice que no se les deja ir a comer a ningún restaurante de altos vuelos, por aquello de la incómoda austeridad republicana que se les ha impuesto a los integrantes de la Corte emanados de los acordeones. A lo mejor le convendría más a la ministra promoverse como secretaria particular de Andy, así tal vez algo le salpicaría de las sobras de sus lujosos viajes al extranjero o las comilonas a todo lujo a costa del erario y con un menos responsabilidad, ¿no cree?