
Llama la OMS a tomar nuevas medidas para evitar la mutilación genital femenina
La OMS formula nuevas recomendaciones para detener el avance de la mutilación genital femenina medical izada y apoyar a las supervivientes, según una nueva directriz publicada hoy por la Organización Mundial de la Salud (OMS), hay que adoptar medidas urgentes para frenar la creciente mutilación genital femenina (MGF) e involucrar a los trabajadores de la salud en la prevención de esta práctica.
Si bien el sector de la salud desempeña un papel fundamental en la erradicación de la MGF y el apoyo a las supervivientes, en varias partes del mundo existen indicios de que cada vez hay más trabajadores de la salud que practican esta intervención que afecta a decenas de millones de niñas y adolescentes.
La nueva directriz de la OMS, titulada The prevention of female genital mutilation and clinical management of complications (Prevención de la mutilación genital femenina y tratamiento clínico de las complicaciones), ofrece recomendaciones para prevenir esta práctica y garantizar una atención basada en la evidencia para las supervivientes, e incluye medidas dirigidas al sector de la salud, los gobiernos y las comunidades afectadas.
“La mutilación genital femenina es una grave violación de los derechos de las niñas y pone en grave peligro su salud”, declaró Pascale Allotey, Directora de Salud Sexual y Reproductiva e Investigaciones Conexas en la OMS, así como del Programa Especial de las Naciones Unidas sobre Reproducción Humana (HRP).
“El sector de la salud cumple un papel esencial en la prevención de la MGF: los trabajadores de la salud deben ser agentes del cambio, en lugar de perpetradores de esta práctica nociva, y también deben proporcionar atención médica de alta calidad a quienes sufren sus efecto.”
La MGF suele practicarse en niñas antes de que alcancen la pubertad, e incluye todos los procedimientos destinados a extirpar o dañar partes de los genitales femeninos por motivos no médicos. La evidencia demuestra que la MGF es dañina con independencia de quién la practique.
Algunos estudios sugieren que puede ser incluso más peligrosa cuando la practican profesionales de la salud, ya que puede conllevar cortes más profundos y graves. Además, la medicalización puede suponer una legitimación involuntaria de esta práctica y poner en peligro, por lo tanto, los esfuerzos más amplios encaminados a erradicarla.