
“Nos trataron como animales”, denuncian activistas de Global Sumud detenidos por Israel y deportados a Turquía
Activistas de decenas de países, entre ellos Argentina, Brasil, Colombia, México o España, quienes fueron deportados por Israel tras la interceptación militar de su flotilla con destino a Gaza denunciaron el pasado sábado haber sido víctimas de violencia y “tratados como animales”.
La flotilla Global Sumud (“resiliencia” en árabe), partió en septiembre de Barcelona con el objetivo de llevar ayuda a este territorio palestino que, según la ONU, sufre una hambruna.
Sin embargo Israel interceptó a la flora que llevaba ayuda a la población de Palestina víctima de los ataques del ejército israelí y detuvo a más de 400 personas, entre ellos seis mexicanos, y deportó a los primeros detenidos el viernes, entre ellos, 137 activistas de 13 países llegaron el sábado a Estambul.
Respecto de los seis mexicanos que participaron en la flotilla Global Sumud y que están detenidos en la cárcel de Ktziot en Israel, la cancillería mexicana informó que se encuentran bien de salud y accedieron a ser repatriados a México.
En un comunicado, la Secretaría de Relaciones Exteriores agregó que ya se iniciaron las gestiones con el gobierno de Israel para que los connacionales regresen al país. El mensaje de la Secretaría de Relaciones Exteriores señaló:
“La Secretaría de Relaciones Exteriores informa que el embajador de México en Israel, Mauricio Escanero, se entrevistó con los seis connacionales que participaron en la Flotilla Global Sumud, en el centro de detención Ktziot, en Israel. Todos se encuentran bien. Los seis accedieron a su repatriación voluntaria a México, por lo que se iniciaron de inmediato las gestiones correspondientes ante las autoridades de Israel, para que la repatriación proceda lo antes posible”.
Entre los participantes de la flotilla, que contaba con unos 45 barcos, había políticos y activistas, incluida la activista climática sueca Greta Thunberg, así como Iylia Balais, activista malaya de 28 años, quien calificó la interceptación de los barcos por parte de Israel como “la peor experiencia”.
“Nos esposaron, no podíamos caminar, algunos fueron obligados a acostarse boca abajo en el suelo, luego nos negaron agua y a algunos nos negaron medicamentos”, dijo.
En declaraciones a medios locales turcos otros activistas criticaron las condiciones de su detención, afirmando que estuvieron con las manos atadas a la espalda, sin recibir agua ni alimentos durante entre 36 y 40 horas, e incluso intentaron beber agua del inodoro ante la falta de líquidos.
Paolo Romano, político italiano, relató que fueron abordados por barcos militares, obligados a arrodillarse y golpeados si se movían. También denunció insultos y amenazas con armas durante su detención. “Nos trataron como animales”, dijo a AFP este consejero regional de Lombardía (Italia), en el aeropuerto de Estambul.
El gobierno turco calificó la interceptación como “acto de terrorismo” y abrió una investigación. El ministro de Exteriores, Hakan Fidan, elogió a los activistas por “dar voz a la conciencia humana”.