Este domingo, los gobiernos de Reino Unido, Canadá y Australia anunciaron el reconocimiento formal del Estado de Palestina, en un movimiento diplomático que marca un punto de inflexión en la política internacional hacia el conflicto en Medio Oriente.
El primer ministro británico, Keir Starmer, afirmó que la decisión busca “revivir la esperanza de paz entre palestinos e israelíes”, y subrayó que Hamás no tendrá ningún papel en un futuro gobierno palestino. La medida, aunque simbólica, tiene un fuerte peso histórico: Reino Unido fue potencia colonial en la región y autor de la Declaración Balfour de 1917, que impulsó la creación del Estado de Israel sin garantizar los derechos civiles y religiosos del pueblo palestino.
Por su parte, Canadá y Australia emitieron comunicados similares, destacando que el reconocimiento responde a la urgencia de detener el deterioro humanitario en Gaza y Cisjordania, y de fortalecer a actores palestinos comprometidos con la vía diplomática.
El anuncio se da en vísperas de la Asamblea General de la ONU, donde se espera que más países —incluyendo Francia y Portugal— se sumen al reconocimiento. Hasta ahora, más de 140 naciones han respaldado la existencia de un Estado palestino, pero esta es la primera vez que miembros del G7 lo hacen de forma coordinada.
El reconocimiento ocurre en medio de una ofensiva militar israelí en Gaza y tras la visita del presidente estadounidense Donald Trump, quien expresó su desacuerdo con la medida. Tanto Estados Unidos como el gobierno israelí han criticado el plan, argumentando que podría legitimar a Hamás y que no resuelve la división territorial entre Cisjordania y Gaza.
Desde Londres, el viceprimer ministro David Lammy calificó la decisión como una forma de corregir “una injusticia histórica que sigue en curso”. Por su parte, el líder de la misión palestina en Reino Unido, Husam Zomlot, celebró el anuncio como un acto de reparación: “Es el fin de la negación de nuestra existencia que comenzó hace 108 años”.