
Sin la ciencia y la tecnología el Rock no existiría, afirma investigador de la UNAM
La distorsión del sonido en la guitarra eléctrica es lo más emblemático del rock en los últimos 50 años. En el denominado “overdrive” interviene la ciencia, porque este efecto tiene una parte de compresión de ondas sin lo cual no se tendría la sonoridad característica de las agrupaciones de heavy metal y otros géneros.
Así se expresó el director general de Divulgación de la Ciencia de la UNAM, Manuel Suárez Lastra, quien en entrevista agregó: Toda esa parte de cómo funcionan los instrumentos, una guitarra eléctrica, la transmisión de los electrones a través de las cuerdas a las pastillas y cómo se amplifican, todo es una parte científica sin la cual el rock no existiría.
El también conductor de “Súbele a la Ciencia” de Radio UNAM y de RockLab en TV UNAM, añadió que los vasos comunicantes entre la ciencia y este género musical son más de los que imaginamos.
Cuando escuchamos una canción de rock lo que oímos es letra y música, y tal vez no pensamos en esas conexiones, pero están completamente vinculadas, expuso.
La ciencia y la tecnología son aliadas del rock. La música es uno de los pocos procesos que ocupa los dos lóbulos del cerebro debido a que tiene una parte creativa, muy de feeling, pero también cuenta con un rubro matemático, “porque como músico tienes que estar a tiempo, afinado, con frecuencias, con beats, con una serie de operaciones numéricas que haces rapidísimo a medida que ejecutas un instrumento o cantas”.
Todas las artes tienen ciencia, pero en la música es particularmente complejo; también sucede con el rock, que activa diferentes neurotransmisores: dopamina (placer) y serotonina (bienestar); además de reducir el cortisol (estrés), incluso lo han usado para cuestiones de musicoterapia, un tratamiento aceptado entre especialistas, abundó.
Asimismo, los grupos de rock son los que más han innovado en técnicas de grabación, en los medios por los cuales se transmite, así como en soportes, entre otras novedades.
Para el intérprete, académico e investigador, es un género imprescindible en la historia del arte musical. “Cambió la historia del mundo, no ha habido uno que haya logrado tener un impacto en la vida cotidiana como este. Lo vimos, por ejemplo, a través del movimiento de derechos civiles en Estados Unidos, con Bob Dylan, o de algunas expresiones anarquistas con el punk; realmente ha fraguado transformaciones sociales y ha forjado subculturas urbanas”.