El Senado de Estados Unidos aprobó este martes, por el mínimo margen posible, el ambicioso y polémico plan fiscal del presidente Donald Trump. La iniciativa, que contempla el mayor aumento de deuda pública en la historia del país, fue avalada con una votación de 51 contra 50 gracias al voto de desempate del vicepresidente JD Vance.
La propuesta regresa ahora a la Cámara de Representantes para su revisión y votación final, con la presión de aprobarla antes del 4 de julio, Día de la Independencia, como ha exigido el propio mandatario.
El plan ha generado divisiones dentro del Partido Republicano, tradicionalmente reacio a incrementar el gasto público. Varios legisladores que hicieron campaña con una agenda de austeridad ahora enfrentan críticas por apoyar el megaproyecto presupuestario de Trump.
Uno de los más duros críticos ha sido el empresario Elon Musk, exdirector del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), quien acusó a los congresistas republicanos de traicionar sus promesas. “A cada miembro del Congreso que hizo campaña sobre reducir el gasto gubernamental e inmediatamente votó por el mayor incremento de la deuda de la historia, debería caérsele la cara de vergüenza”, expresó Musk en redes sociales.
En respuesta, el presidente Trump lanzó insinuaciones sobre una posible deportación del magnate sudafricano nacionalizado estadounidense, lo que ha encendido aún más la controversia entre ambos líderes.
Este nuevo capítulo agrava las tensiones en el entorno político de cara a la recta final hacia las elecciones presidenciales, con una Casa Blanca decidida a aprobar su plan a toda costa y una oposición fragmentada entre el pragmatismo y la fidelidad a sus principios fiscales.