
Un virus que infecta los frijoles de ojo negro podría convertirse en un poderoso aliado en la lucha contra el cáncer
Un virus conocido como virus del mosaico del caupí (CPMV) que usualmente infecta a los frijoles de ojo negro podría ser una herramienta sorprendentemente poderosa en el tratamiento del cáncer. Investigadores de la Universidad de California en San Diego, liderados por un equipo de ingenieros químicos y nanoingenieros, publicaron recientemente un estudio en Cell Biomaterials que analiza en profundidad cómo el CPMV estimula el sistema inmunitario humano de una forma que otros virus vegetales no lo hacen. A diferencia de sus parientes virales, el CPMV parece activar de forma única las células inmunitarias para que reconozcan y combatan el cáncer.
En estudios de laboratorio con ratones e incluso perros con cáncer, el CPMV ha demostrado fuertes efectos antitumorales. Al inyectarse directamente en un tumor, el virus atrae a la zona a diversas células inmunitarias innatas, como neutrófilos, macrófagos y células asesinas naturales (NK), que comienzan a atacar el cáncer. Simultáneamente, el CPMV activa los linfocitos B y T para desarrollar una memoria inmunitaria a largo plazo. Esta respuesta no solo ayuda a eliminar el tumor original, sino que también prepara al sistema inmunitario para detectar y atacar el cáncer que pueda haberse propagado a otras partes del cuerpo.
“Es fascinante que el CPMV, pero no otros virus de plantas, estimule una respuesta antitumoral”, dijo Nicole Steinmetz, titular de la Cátedra Leo y Trude Szilard del Canciller en el Departamento de Ingeniería Química y Nano de la Familia Aiiso Yufeng Li en la Escuela de Ingeniería Jacobs de la UC San Diego y autora del estudio.

El equipo descubrió que el CPMV estimula los interferones de tipo I, II y III, proteínas con reconocidas propiedades anticancerígenas. «Esto resulta particularmente interesante porque algunos de los primeros fármacos de inmunoterapia contra el cáncer eran interferones recombinantes», señaló Omole. Por otro lado, el CCMV estimula un conjunto de interleucinas proinflamatorias que no se traducen en una eliminación tumoral eficaz.
El CPMV también ofrece una ventaja única como inmunoterapia rentable. A diferencia de muchas otras terapias que requieren una fabricación compleja y costosa, el CPMV puede producirse mediante agricultura molecular. «Puede cultivarse en plantas utilizando luz solar, tierra y agua», afirmó Omole.