Una historia que nos conecta

Una historia que nos conecta

La Flotilla Global Sumud, ayuda humanitaria y México.

Siempre existirán historias que nos conectan, ese pequeño hilo conductor que une hasta a los más alejados, hoy más que nunca estamos entrelazados, por ejemplo, estamos seguros que el tema de la ayuda humanitaria internacional, la lucha por la paz y el deseo de que se terminen los conflictos, es algo en lo que todos coincidimos.

Hoy en un mundo convulsionado por la violencia, los odios heredados y los intereses geopolíticos que anteponen el poder a la vida, México ha decidido mantener en alto una bandera que no conoce fronteras y es la del humanismo por la paz; esa es, sin duda, la esencia de nuestra política exterior bajo el liderazgo de la presidenta de México, quien ha reiterado con firmeza que nuestro país no será indiferente al sufrimiento humano, venga de donde venga.

En días recientes, los ojos del mundo se posaron sobre la flotilla humanitaria Global Sumud, un movimiento internacional de paz que, con la fuerza de la convicción moral, buscaba llevar ayuda a la población civil afectada por la guerra, en esa travesía, cientos de activistas por la paz y en particular seis ciudadanos mexicanos fueron injustamente retenidos por fuerzas israelíes, sin haber cometido delito alguno, en un acto que ha despertado la preocupación global por el respeto al derecho internacional y a los principios humanitarios.

Ante este hecho, la voz de México no se ha hecho esperar, por nuestra parte, desde el Senado de la República hemos respaldado el posicionamiento firme y diplomático del Gobierno de México, que ha exigido no sólo la liberación inmediata de nuestros compatriotas, sino también el cese de hostilidades y el respeto a los convenios internacionales que garantizan la asistencia humanitaria, no se trata de tomar partido en una contienda bélica, sino de reafirmar una postura histórica, México siempre ha apostado por la paz, por el diálogo y por la cooperación entre los pueblos.

El humanismo no es un valor exclusivo de nuestro país, ni es una consigna vacía; debe ser una práctica viva que hemos retomado, recordemos que nuestra nación, desde los tiempos del asilo a los exiliados españoles, sudamericanos y centroamericanos, ha demostrado que su identidad política se nutre de la solidaridad internacional. Hoy, alzamos nuevamente la voz para recordar que el derecho a vivir sin miedo y sin guerra es un principio universal, no una concesión.

El mundo ya vio la postura del gobierno de México, no nos callaremos ante la injusticia, ni renunciaremos al deber de defender la vida y la dignidad de los nuestros, pero tampoco de los otros. La diplomacia mexicana, en coordinación con organismos internacionales, trabaja incansablemente pugnando por un alto al fuego duradero que permita a las naciones reconstruir no solo sus territorios, sino también su esperanza.

La guerra nunca será solución; la violencia solo perpetúa el dolor, nosotros estamos seguros que con la serenidad como guía, se puede defender la soberanía sin abandonar la empatía, y que se puede ser firme en la diplomacia sin dejar de ser profundamente humano.

Que la liberación de nuestros compatriotas y de los integrantes de la Flotilla Global Sumud, sea también símbolo de la libertad de todos los pueblos que claman por justicia y por paz.

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