Investigadores de la Universidad Hebrea de Jerusalén descubrieron que la finasterida, un medicamento común para la caída del cabello, se ha vinculado durante mucho tiempo con la depresión y el suicidio, pero los reguladores ignoraron las advertencias. La revisión del profesor Mayer Brezis expone datos globales que muestran daños psiquiátricos y un patrón de inacción por parte del laboratorio fabricante, Merck y de la administración de comida y medicamentos de Estados Uniudos FDA. A pesar de su uso cosmético, los efectos del medicamento en la química cerebral pueden ser devastadores.
Basándose en informes de eventos adversos y registros médicos de varios países, la revisión identifica un patrón consistente de efectos secundarios psiquiátricos relacionados con el fármaco. A pesar de la creciente evidencia, ni Merck ni la FDA iniciaron las investigaciones de seguridad necesarias. El autor ahora insta a que se implementen reformas importantes en la forma en que se aprueban los medicamentos y se monitorean sus riesgos a largo plazo.

