Taylor Swift inaugura su “era showgirl” con nuevo álbum y estética inspirada en Las Vegas
Con cada nuevo álbum, Taylor Swift redefine su identidad artística. Ahora, la cantante estadounidense se adentra en una etapa marcada por el brillo y el espectáculo: la “era showgirl”, que acompañará al lanzamiento de su próximo disco The Life of a Showgirl.
Lejos de los abrigos de lana y vestidos románticos de Folklore (2020) o los icónicos gorros de Red (2012), Swift apuesta por un estilo inspirado en las bailarinas de cabaret y el glamour de los escenarios de Las Vegas. La artista asegura que el proyecto surge de su experiencia como estrella pop en plena gira mundial The Eras Tour, la más taquillera de la historia, con 51 conciertos en cinco continentes.
En una conversación en el pódcast New Heights, conducido por su pareja Travis Kelce y su hermano Jason, la cantante explicó que escribió gran parte del álbum durante la etapa europea de la gira. “Es literalmente la vida de una showgirl”, comentó Kelce. “Es la vida detrás de todo, más allá del espectáculo”, añadió Swift.
La portada del disco muestra a la intérprete en un conjunto de cristales y joyas, sumergida en una bañera. En otras imágenes promocionales posa con atuendos cubiertos de pedrería, evocando a las clásicas vedettes, aunque en escenarios vacíos y bajo luces frías, un contraste que sugiere la soledad tras el brillo del escenario.
Swift no es la primera en recurrir a este imaginario. Estrellas como Beyoncé, Katy Perry, Mariah Carey, Christina Aguilera y Kylie Minogue también han reinterpretado el vestuario de las showgirls en videoclips y giras. El estilo, que remonta a los cabarets parisinos del siglo XIX y al burlesque, se caracteriza por plumas, pedrería y vestuarios diseñados para brillar bajo los reflectores.
Más allá del glamour, la artista parece querer subrayar el esfuerzo y disciplina detrás de cada presentación. “Es lo que viví fuera del escenario”, confesó sobre el contenido de su nuevo disco, en referencia al desgaste físico y emocional de su gira.
Con esta apuesta estética y conceptual, Taylor Swift abre una nueva etapa en su carrera, reafirmando que —como en Las Vegas— el espectáculo siempre debe continuar.
