Los incendios récord en la Amazonía liberan esta temporada más carbono que un país entero en un año

Un nuevo estudio realizado por investigadores del Centro Común de Investigación de la Comisión Europea revela que la selva amazónica acaba de sufrir su temporada de incendios forestales más devastadora en más de dos décadas, lo que provocó emisiones de carbono récord y expuso la creciente fragilidad ecológica de la región a pesar de la desaceleración de la deforestación. En esta temporada ha liberado la asombrosa cantidad de 791 millones de toneladas de dióxido de carbono, equivalente a las emisiones anuales de Alemania.

Los científicos descubrieron, por primera vez, que la degradación provocada por los incendios, y no la deforestación, era la principal fuente de emisiones de carbono, lo que indica un peligroso cambio en el declive de la selva tropical. Mediante sistemas satelitales avanzados y rigurosas simulaciones, los investigadores descubrieron enormes daños en Brasil y Bolivia, exponiendo la fragilidad de los ecosistemas amazónicos.

3,3 millones de hectáreas de selva amazónica se vieron afectadas por incendios solo el año pasado. Este extraordinario aumento de la actividad incendiaria probablemente se deba a una combinación de estrés por sequía extrema, agravado por el cambio climático, la fragmentación forestal y la mala gestión del uso del suelo (por ejemplo, incendios de escape o incendios delictivos perpetrados por acaparadores de tierras), lo que ha provocado una importante degradación forestal.

Esta investigación se basa en una sofisticada metodología satelital que supera muchas de las limitaciones de los conjuntos de datos globales sobre incendios anteriores. Al combinar los datos del sistema de monitoreo del Bosque Húmedo Tropical con el Sistema Global de Información sobre Incendios Forestales y filtrar las señales falsas causadas por incendios agrícolas o nubosidad, los científicos pudieron detectar y verificar la degradación forestal provocada por incendios con un nivel de precisión sin precedentes.

La propagación geográfica de los incendios fue igualmente alarmante. En Brasil, 2024 marcó el nivel más alto de emisiones por degradación forestal registrado. En Bolivia, los incendios afectaron más del 9% de la cubierta forestal intacta restante del país, lo que representa un duro golpe para una región que históricamente ha servido como reservorio vital de biodiversidad y sumidero de carbono.

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