La manifestación de la Generación Z, convocada para este sábado, nace del hartazgo por los asesinatos, las extorsiones, los secuestros, los desaparecidos, los robos en la calle o en el transporte público.
No es la derecha, no es el PAN, ni el PRI. No son Claudio X. González o Alessandra Rojo de la Vega fueron los que crearon las condiciones para la protesta. Tampoco es un complot internacional, como se aseguró en la mañanera de ayer.
Para nadie es un secreto que hay molestia, inconformidad, miedo en muchos mexicanos por la inseguridad que se vive en el país. Las cifras oficiales dicen una cosa, la realidad otra.
La última encuesta del INEGI, por ejemplo, señala que, en septiembre del 2025, un 63% de la población de 18 años o más, considera que es inseguro vivir en su Ciudad.
Es, pues, la incompetencia mostrada por las autoridades para garantizar a los mexicanos una vida sin sobresaltos la que mueve a los manifestantes que, ya lo verá, no serán sólo jóvenes de la Generación Z.
El reclamo es por la ausencia de un país donde puedas viajar por carretera sin que te asalten o te maten; abrir un negocio sin que te extorsionen; donde los narcos no controlen partes del territorio nacional, amenacen y maten alcaldes, candidatos, activistas, defensores de derechos humanos, periodistas o ciudadanos que nada tienen que ver.
Pero en Morena no admiten protestas contra el gobierno de la presidenta Sheinbaum. Las descalifican. Creen que tienen el monopolio de las manifestaciones y que sólo sus causas justifican sacar a la gente a la calle.
La manifestación fue convocada por jóvenes de la Generación Z, nacidos entre 1997 y el 2012, que crecieron con internet y tecnología digital, desde temprana edad.
También es cierto que opositores al régimen se han montado en el tema para sacar raja política.
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Desde su pleito con Alito, Gerardo Fernández Noroña no ve una. Ayer se llevó otro revés. Adán Augusto López Hernández dijo que es “imposible” cumplir su solicitud de excluir al PAN de la Junta de Coordinación Política y de la Mesa Directiva del Senado.
El coordinador de los senadores de Morena suavizó el tono a la hora de responder públicamente a la rocambolesca petición de Noroña. Hasta cauteloso se vio.
Dijo: “Entiendo y escucho la propuesta o la postura del compañero senador Gerardo Fernández Noroña, pero, pues es imposible cumplir de manera afirmativa su petición por una simple y sencilla razón:
“En el caso de la Junta de Coordinación Política, la Ley Orgánica del Congreso de la Unión, el Reglamento al interior del Senado, claramente señalan que la representación de la pluralidad en el Senado, pues se da ahí en el seno de la Junta de Coordinación Política.
Adán hizo notar que el presidente de la Junta de Coordinación Política no tiene facultades para negar al representante del grupo parlamentario la participación en las sesiones de la Junta de Coordinación Política.
“Entiendo la posición política de Gerardo y más allá de que yo comparta o no su posición política, pues legalmente no podríamos hacer algo como lo que él está peticionando”, puntualizó.
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En la carta que le envió a Adán Augusto para pedir lo imposible, Noroña acusó a la bancada del PAN de falta de respeto al pleno, a la mesa directiva y a Morena en particular.
“No se ha cansado de lanzar falsas acusaciones de vínculos con el narco, señalando dolosamente a todo a nuestro grupo parlamentario, sin presentar una sola prueba, hecho muy grave.”
Se quejó incluso de que los panistas, en particular Lilly Téllez, hayan utilizado megáfonos para interrumpir la sesión.
¿El alzheimer habrá borrado de su memoria los episodios que protagonizó en San Lázaro en sus épocas de diputado o incluso como Senador? Su tono era agresivo, provocador, y hasta grosero. Él lo sabe.
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Grecia Quiroz, alcaldesa sustituta de Uruapan y viuda de Carlos Manzo, se reunió ayer con Omar García Harfuch, titular de Seguridad y Protección Ciudadana, al que le dio un voto de confianza.
Pero advirtió que solo aguardará dos meses para ver en su municipio resultados concretos en en materia de seguridad.
En rueda de prensa que ofreció luego de su encuentro con Omar, la alcaldesa exigió esclarecer quién ordenó el asesinato de Carlos Manzo y señaló que su difunto marido estorbaba a “ciertos personajes.”
¿A quiénes? Le preguntaron. Mencionó a Leonel Godoy, Raúl Morón e Ignacio Campos, a quienes Carlos Manzo “hacía responsables de ciertas cosas o acciones que en su momento ellos hicieron.”