Michael Gotthardt y sus colegas del Centro Max Delbrück colaboran con investigadores estadounidenses para desarrollar un nuevo fármaco para una forma generalizada de insuficiencia cardíaca que limita la capacidad del corazón para llenarse de sangre adecuadamente. Su último estudio, publicado en Cardiovascular Research , demuestra que el tratamiento experimental puede mejorar el rendimiento cardíaco en un modelo murino diseñado para reflejar la condición humana.
El fármaco es un oligonucleótido antisentido (ASO), una molécula corta de ácido nucleico monocatenario
diseñada para reducir la cantidad y, por lo tanto, la actividad del regulador de empalme RBM20. Este factor desempeña un papel crucial a la hora de determinar si las células del músculo cardíaco producen una versión más elástica o más rígida de la proteína gigante titina, que funciona como un resorte molecular en el músculo cardíaco.
A medida que las personas envejecen, sus músculos pierden flexibilidad de forma natural, incluido el músculo cardíaco. Esta pérdida de elasticidad puede provocar una forma de insuficiencia cardíaca en la que el corazón aún bombea eficazmente, pero se vuelve demasiado rígido para relajarse y llenarse completamente entre latidos.
“Actualmente no existe ningún medicamento eficaz que reduzca la mortalidad en esta forma de insuficiencia cardíaca (insuficiencia cardíaca con fracción de eyección preservada o ICFEp)”, afirma el profesor Michael Gotthardt, líder del grupo de Cardiología Traslacional y Genómica Funcional del Centro Max Delbrück en Berlín.
Gotthardt ha pasado más de diez años estudiando las raíces moleculares de la HFpEF y explorando formas de revertir el daño que causa.
En su reciente publicación, él y el profesor Henk Granzier de la Facultad de Medicina de la Universidad de Arizona en Tucson, un colaborador de largo plazo, describen cómo su nuevo compuesto, RBM20-ASO, aumenta la flexibilidad del músculo cardíaco y mejora el llenado de sangre en un modelo de ratón que imita de cerca la naturaleza compleja de la HFpEF humana.
“Después del tratamiento con RBM20-ASO, los corazones de los ratones eran notablemente más dóciles y capaces de expandirse y llenarse de sangre después de contraerse”, explica Gotthardt.

